sábado, 17 de enero de 2009

"Suicidate para que le escribas una carta despues de muerto" (lo que sigue)

Entonces me hice el tatuaje. Aún me pone nervioso recordar el sonidito de mierda que salía del aparatito del carajo ese. Gemí, hice gestos de dolor, se me cayeron algunas lágrimas. Me dolió bastante, pero fue excitante. Hasta que el tatuador me contó algo un poco escabroso. El y la chica que "amo" cuando estoy borracho y quiero amar cuando estoy sobrio, unos días después de que nuestra relación acabó, se encontraron y tuvieron un coito felíz. Me señaló un mueble, hizo algunas muecas como saboreándose y yo me quedé flotando, y aquella confesión me dolió más que el tatuaje. Pero recordé que todavía me queda algo de dignidad. Cerré los ojos, diciéndole, y a mí qué chucha...

Han pasado algunos días, la costra se me cayó y el tatuaje luce un poco despintado.

El lunes tengo que ir a casa del tatuador para seguir suicidándome. Hasta que consiga escibirle a ella la carta que le quiero escribir.

1 comentarios:

Dolores dijo...

Epa!!

osea q tuviste varias sesiones para un solo tatuaje??

OH...que dolorr todo sea por tener los cojones de escribirle la carta.

Besooo

Lola P.