domingo, 1 de agosto de 2010

"Olenka"

La felicidad de un hombre enamorado muchas veces he tratado de entenderla, explicarla o sentirla, que parece lo más saludable. Me he enamorado dos veces, hace cuatro años de Natalia y no hace mucho de Andrea. Pero con ninguna de ellas funciono. De Natalia no se absolutamente nada, ojalá esté bien y de Andrea tampoco. Quizá las extraño, por momentos pienso en como besaban y trato de recordar como sonaban sus voces. Ambas eran graciosas y pequeñas. Las quise bastante. Pero igual no entendi el amor. Por eso busco a alguien que me lo pueda explicar, y quién mejor que un amigo que perdi y recuperé. Cuánto amor debes sentir ahora, Mario y tu novia, indudablemente. Me enteré hace unas horas, tu viejo me conto cuando fui a comprar una hamburguesa. La pequeña ya está entre nosotros y sé que ustedes, sus padres la amarán mucho. Cuando supe que Geraldine estaba embarazada senti una felicidad incalculable, pero debido a que estabamos distanciados no pude darte el abrazo que me provoco ni desearles a ti y a tu novia todo lo bueno de la vida. ¡Eres padre, huevón! ¡Eres padre! Se me hace un nudo en la garganta cuando te digo esa palabra de dimensiones exageradas.

Yo estoy seguro que la pequeña Olenka será una niña sumamente feliz ya que tu novia y tú le darán todo el amor del mundo. No sé que más decir. Pequeña olenka, ojalá algún día puedas leer estas líneas. Tienes un padre genial y una madre que indudablemente te ama mucho. Eres la luz que siempre los iluminará y mantendrá de pie. Serás una niña muy feliz que siempre sonreirá.

Me despido, compadre. Un abrazo y muchas bendiciones para los tres.

Hasta siempre.

ELIO.

domingo, 30 de mayo de 2010

"La década final"

Vivo unos días calmados, lejos de muchas cosas, pensando en algunas personas, hablando por messenger con muy pocas y bajando música de Taringa; lo último que he bajado ha sido urban hymns de the verve, donde aparte de the better sweet symphony, hay dos temas geniales que no me canso de escuchar uno es Sonnet y el otro Lucky man. Hace nueve días cumplí veintiún años, y hace ocho estuve celebrando con los amigos más cercanos en la sala de mi casa, tomando y comiendo torta de chocolate. No está mal para celebrar un cumpleaños, aunque me da un poco de pena que no hayan estado varias personas que invité, dos amigas y dos amigos con los que trabajé en el parque de las leyendas. No sé porqué no vinieron, supongo que tenían algo mejor qué hacer, sospecho que se fueron a ver a aerosmith. No los culpo, ¿quién no quisiera ver a aerosmith? A mí me pueden ver cualqueir día. No vino un amigo de la banda, pero no lo culpo ni le guardo rencor, porque estaba en el hospital, porque su novia tenía unos cólicos estomacales que la habían atacado sorpresivamente. Tampoco vinieron algunos amigos del colegio; no los culpo, porque no los invité. Tampoco vino mi segunda enamorada, con quien tengo una foto besándonos que a veces pongo en mi display (por la que algunos me han felicitado sin saber que esa foto fue tomada hace 3 años, tiempo que la ilusión lleva de muerta). No la culpo, porque no sé precisamente si está viva o muerta. No vino mi tercera enamorada, no la culpo, le guardo gratitud porque me saludó por facebook. Sin embargo, vinieron los amigos de siempre, los que uno estima y no sabe qué decirles para expresar la felicidad de verlos juntos, saludándote, compartiendo y haciendo un brindis. Los amigos del grifo donde trabajé, un par de amigos de la promoción y los del barrio. Creo que si faltaron algunos, con los que se presentaron ya era algo privilegiado.

Pero mientras bajo toxicity de system of a down, y leo nuevamente el capitulo 7 de civil war de marvel (capitán américa: Yo era de tu bando. Creí en la resistencia cuando parecía todo perdido. Me decepcionaste, no te debiste entregar, loco. No esperaba eso), pienso en el año 2000, en los ocho años anteriores y los tres posteriores. Crecer en los 90 fue genial, porque fui educado televisivamente por el chavo del ocho, el príncipe del rap, tres por tres, Live man, power rangers (la primera versión) y JB haciendo de rambo y su crucigrama; porque la única película que vi en esa década fue Toy Story en un cine que ya no existe (¿nunca les ha pasado que cuando pasan por algún sitio que ya no es lo que fue les da por sonreir y decir: pucha, ya estoy viejo (a)?), porque aprendí a bailar con salserin y a dar la bendita vueltita, porque la inca kola era deliciosa, porque no había internet, y porque era un niño.
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Antes de dormir escucho RPP para estar enterado de la actualidad, porque me gusta saber cómo le va al mundo y a nuestro querido perú de la forma tradicional, si no alcanzo el noticiero de las diez, la radio es la solución. El locutor cuenta que Lori Berenson ha sido liberada y que los vecinos del edificio donde reside no le han dado una agradable bienvenida. Es comprensible la actitud de los miraflorinos, porque hay ocasiones en las que no se puede brindar la otra mejilla. Es cierto el MRTA no es Sendero y no fue responsable de Tarata, pero sigue generando el mismo sentimiento de atraso y terror. Era muy pequeño, sin embargo la embajada no fue lo único que destruyeron. Búsquen en google. Conozcan su historia. Hablando de terrorismo, hace 18 años, caminando con mi tío divisé un avión del que salían volantes anunciando la captura de un señor de anteojos oscuros y barba poblada. Años después supe que el señor se llamaba Abimael Gúzman, responsable de miles de muertes, marxista-leninista de línea maoísta. Desde su aparición, el comunismo como ideología se convirtió en un espectro de libros y sombras.
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Entre el 99 y 2000 comenzaron a importarme otras cosas como la música. Lo más importante que escuché fue californication de RHCP, chocolate starfish de limp bizkit, más tarde el iowa de slipknot, algún tema de nirvana, chop suey de SOAD y ya un poco más adelante el meteora de linkin park. Alguien me pasó rock nacional, lo primero que escuché fue desde el sótano de 6 voltios. De poco en poco le entré a las bandas caletas, al anakopunk, al destroy y hasta forme una banda que sobrevive en la actualidad. En el 2003 escuché por primera vez mi banda preferida: Los muertos de cristo, incluso llevo un tatuaje con las iniciales de la banda.

No fue para nada algo malo crecer en los 90, alguna vez he renegado y deseado por loco que suene, crecer en los 80. Fue diferente, no lo sé. Fue más doloroso, hubo una guerra, no había qué comer, es lo que me cuentan. No lo dudo. Tal vez tuve un poco más de suerte, así como los que crecieron en esa década pasada. De repente los recuerdos son mejores que el mismo paso de la vida.

miércoles, 17 de febrero de 2010

"Cadáver"

Para ti la vida es un hilo y estás jugando a morir; armado de un arma sin filo, suplicando que quieres vivir.

Voy apagando tus esperanzas, acabándote, ya caerás. De este disparo no escapas, te lo juro, ya caerás.

Eres un cadáver entumido y muerto no puedes reír. Olvidado, solo y perdido. ¡Yo soy tu inicio y tu fin!

Voy sepultando tus ilusiones. Nada evitará este final. Así supliques en los rincones, el verdugo te seguirá.

¡Cadáver! ¡Yo soy tu inicio y tu fin!

jueves, 11 de febrero de 2010

"El enemigo soy yo"


Anda con cuidado, coge un puñal, mira a todos lados ¡yo soy tu rival!

Corre a esconderte que así te irá mejor, entiende de una vez ¡el enemigo soy yo!

Soy peor que tu sombra, no podrás escapar, aprende esto no es broma, pronto no existirás.

Buscaste mi mirada, pedías compasión, el destino te marcaba ¡el enemigo soy yo!

lunes, 25 de enero de 2010

"Para mis amigos: Yo generalizo, ustedes critican"


Hay cosas que deben cambiar, o para ser más justos y aliviar nuestras desdichas: acabar definitivamente. No diré nada de los políticos porque de ellos ya se dijo mucho, y así las olas de corrupción y montañas de mentiras sigan llegando a nuestros pies, nada se puede hacer porque la verdad es que estamos jodidos y cuando uno está jodido prefiere buscar su recurso para vivir. Pesimismo, resignación. Al final, uno mismo consigue lo que tiene y lo que ocurra o deje de ocurrir dentro del castillo de la bestia ya no depende de nosotros. Además no vale la pena hablar de política, porque esa pequeña enredadera de alimañas con el pasar del tiempo ha perdido valor. Cualquier individuo de las sombras cree ser merecedor del cariño de las masas, y lo que es peor: imaginan que pueden y deben ser elegidos para ocupar algún cargo público. Esos personajes tétricos que salen de tu pantalla y de la mía. Por eso, yo algún día espero llegar a ser presidente, no he perdido las esperanzas; mejor dicho, saber que Jaime Bayly quiere ser presidente, o que la chola chabuca lo está pensando, que el abogado de Abimael ya presentó su partido político en Ayacucho, que tongo quiso llegar al congreso y que Susy Díaz lo consiguió luego de pintarse en el culo un 13 han renovado esas esperanzas que yo creía perdidas.

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Yo soy un ciudadano (¡qué palabrita!), de zapatos gastados, que cuenta el sencillo cuando viaja en custer y de poca sabiduría. Debido a estas características, conozco plenamente el mundo cruel que nos rodea y que supuestamente acabará en 2 años. Alguna vez he pagado por amor, y he levantado a una ruquita del centro que no tenía más de 16 años. Se marquetean enseñando los genitales y mientras más peladitas, mejor. Sé que tú también has cachado en el chongo y que has preferido a una chibola, no te hagas el cojudo. Pero cuando mi vida sexual se descubrió agitada yo tampoco cumplía la mayoría de edad. Ahora con 21 inviernos sobre los hombros ya las cosas han cambiado. Pero sólo hasta cierto punto. Las chibolas siguen prostituyéndose, nada cambia eso. Los más viejos, sucios y panzones son los que más las buscan. Qué importa si están tiradas medio muertas en un rincón que huele a orines: igual son peladitas y hay que darles curso. Y ellas no decidirán nunca: putas son, para putas nacieron, de eso vivieron y por eso murieron. El charly o el memo, son los dueños y las alquilan. Son objetos que no deciden. Sólo abren las piernas, y se dejan... Así se vive cada noche. Se dijo bastante, se escribieron libros, y se hicieron películas. Los reporteros recibieron premios por tan magistral documental y tú, que viste el canal echado en tu cama, pasaste la mano por debajo de tu frazada y deseaste un cuerpo agitándose contra el tuyo. Tal vez puedes bajar el fin de semana para cachar rico y parejo. Si por último es un culo, un objeto, un pubis peladito. Una puta.

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Los cobradores de combi (sin tener algo más en su contra, porque realmente todo lo está) no pueden continuar ejerciendo tan noble misión sin saber lo que es un jabón o un desodorante ni conocer las más elementales normas de atención al público. Encima de apestosos, son malcriados. Y no salgan con eso de que el peruano de por sí es malcriado, porque eso es disculpar algo que no tiene razón de ser. Llega al huevo cuando les das una luca y te pulsean: “adónde vas?, adónde vas?” te dicen, moviéndote el hombro. Uno termina haciendo hígado, discutiendo, incluso hay quienes se han agarrado a golpes con el bendito cobrador. Otros te bajan y se “desinflan” en la puerta, insultando. No consiguen ser más cobardes, porque el carro está en movimiento. Por otro lado, la bulla que hacen en las avenidas es algo que no tiene nombre. “Todo arenales-javier-prado-arenales-constructores-mayorazgo-arenaleeees…”, y dentro de la combi: “Baja la mamá, baja la mamaaaaaaaa con bebe…” y cuando sube algún pasajero agarran a manazos la lata “Sube, subeeeeeeeeee…”, “Dale, vámonos”. Algo que no podemos dejar de mencionar es ese acto inhumano de meter y meter gente en el bendito carro, con las inmortales frases: “Colabora pé varón, apegate…”, “Chino al fondo está vacío…” Eso es cruel. Eso es más salvaje que tarzan en la ciudad. Pero… es su chamba, joder y joder. Su chamba es calle y siempre serán así. No queda, porque así es esta ciudad, mucho por hacer. Sólo desahuevarlos. Esos serán faites y toda la cochinadita, pero no pueden gilearte. Con ellos tienes que lidiar día con día, cuando te quitas a estudiar, a chambear o a buscar al enamorado o a tu hembrita. Las cosas son de esa manera, así funcionan. Sólo queda seguirla nomás. Hasta que te boten en cualquier esquina, gritándole al chofer a todo pulmón: “baja, bajaaaa” y te des en la cara contra el suelo.

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Para sacar una caja de chelas estás empilado en la esquina, tienes 5 cheques, pero ni huevón que fueras vas a invitar. Prendes un fallito. Te relajas, la chamba, el instituto… estás cansado, pero te mereces una cajita por ser sábado y porque es quincena. Nadie llega. Tu esquina sigue siendo tuya, no porque seas bravo ni porque fuiste gallito desde chibolo y a varios los llevaste al piso. No. Es tu esquina porque estás más solo que un vicioso del counter strike a las 3 de la mañana. Estás solo. Pero eso no importa, das un par de llamadas, activas a unos punteros y las chelitas más heladas te esperan en la tienda de la señora menos amable del barrio que vende papel para hierba. Pasa una chibola riquita, apretada, recién bañadita y se te pone dura. Siempre te ha gustado, te reconoce y te saluda. Le haces el habla, te pregunta que planes tienes: “sacar una chelas con la gente…” Ella tiene un tono en el barrio de “la jazmín”. Se te prende el foco, siguen hablando, podrías ir, siguen hablando, pero no sabes como invitarte, siguen hablando, te da igual y le dirás para ir, siguen hablando, “oye pero yo podría, no sé, habla…”, le suena el celular, es su gil, te fuiste a la mierda. Se aleja para conversar con más calma. Regresa, te sonríe, piensas que le gustas y quieres que te invite: “Vamos al tono??” te pregunta finalmente, te ahuevas quieres decir sí pero eres torpe, declinas haciéndote el interesante, piensas que insistirá. “Bueno si te animas bajas pé, chau.” Te besa la mejilla y se va. Te quedas parado, la pinga se te va durmiendo. Perdiste por arrecho y por idiota. Te fuiste al diablo. Sigues esperando a tu gente en la esquina. Ya son las once y no llegan. Piensas en la chica y en cómo estará bailando salsa con su gil. Frunces el ceño, y piensas que el gil eres tú. Casi a las doce llega una manchita y te dicen para “hacerla” y aceptas. Van a la licorería y la mujer del mostrador que no es amable ni por casualidad te dice que no tiene cerveza de envase no retornable. Caballero, tienes que comprar la cerveza más cara y más popular. Pides hacer la chancha y todos se hacen los estrechos, que están misios, que no han cobrado y la misma vaina. Abres la billetera y miras tus cinco cheques como lo más preciado que posees en la vida. Sacas cuatro y pagas la caja, te dan dos soles de vuelto, los camarones están felices y te hacen barra. Se llevan las chelas y la mujer del mostrador que vende papel para hierba te hace un alto y te reclama las 12 lucas que faltan por las botellas. Los camarones te vuelven a hacer barra.

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La traición. Nada es completamente cierto, mucho menos que la amistad sea completamente verdadera, sin golpes bajos o inquebrantable. La amistad se rompe y casi siempre por motivos absurdos como absurdos son los que la forjan. Eso lo comprendí hace varios meses, después de festejar el cumpleaños de kaly, cuando urdimos un plan malévolo para que César baje a saldar cuentas con Luis Salinas. Yo nunca me consideré amigo de Luis Salinas, y supongo que el tampoco me consideró amigo suyo. Pero César y él si eran amigos. Pasaban mucho tiempo juntos, salían a lugares comerciales y paseaban en el auto de Luis Salinas. Incluso se asociaron para traer una banda chilena; y fue esta sociedad la culpable de la ruptura. El elemento principal de la fórmula fue el dinero que no recibieron los músicos del vecino país del sur para el pago de los pasajes; dinero que Luis Salinas se comprometió a devolver, no sin antes convencer a los chilenos de pagar con su dinero el avión que los traería. Pero como explica César, si Luis Salinas le decía que no tenía la plata pero que buscaría la manera de conseguirla o que le pidiera ayuda, por último, y buscar juntos una solución la historia no hubiera sido como fue. Luis Salinas desapareció del mapa, dejándole a César todo el peso de la responsabilidad, del compromiso que él mismo había aceptado. Le llegó al pincho y se escondió en los rincones más oscuros de la ciudad, como una rata. Y pasó el tiempo… Luis Salinas estaba sentado en la sala, festejando al cumpleañero, feliz de la vida, sin culpa alguna, cuando César (a quien habíamos traído, no sin pocos contratiempos) entró saludando a kaly, a su enamorada, amigos y familia. Se dieron un apretón de manos bastante extraño, que no era sincero, pues ni siquiera cruzaron miradas. Odio, rencor, ira… violencia. Le cantamos el happy birthday al cumpleañero quien quiso decir algunas palabras, pero sabemos que no es su fuerte la oratoria y su familia también lo sabe y por eso su mamá lo calló sin mucho roche. Más tarde salimos los cinco (César, Luis Salinas, hermano Salinas, Banderanegra y yo) y César que no tenía pocas ganas de reventarlo se le fue encima. No sé cuantos puñetes le metió ni cuantos rodillazos le encajo en el estómago, pero si sé que descargo todo lo que tenía guardado. Por cagón, por hijo de puta, por que fue su amigo. Ahí en la avenida universitaria, bajo el cielo de la medianoche limeña, Luis Salinas no pudo atacar ni defenderse, sólo recibió golpes ante la mirada aterrada de su hermano quien no comprendía nada. Muchos curiosos se paraban a ver que ocurría, un par de taxis chocaron (huevones, pé). Asustamos a otros con banderanegra, metiendo la mano por debajo de la casaca como si fuéramos a sacar máquina. César siguió pegándole a Luis Salinas… Luis Salinas siguió recibiendo los golpes de César que no eran tan fuertes como los lazos de amistad que alguna vez los unió.

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Lima es una ciudad que no se sabe si está avanzando o retrocediendo. Tiene heridas por todos lados. Es como el poema más cursi, recitado por la voz más dura. La gente huye de Lima cada vez que puede; en semana santa, en año nuevo, durante las vacaciones de verano. La gente se queda en Lima porque no tiene otra opción. Visto desde cualquier ángulo, Lima es una ciudad que vomita a cuanto habitante tiene rellenándola, inflándola o sometiéndola. Es una ciudad que no tiene un color fijo ni un olor dulce. Lima casi siempre es gris, pero a veces, la desgraciada amanece radiante. Huele a cenicero, aunque también puede oler a flores. Como todas las ciudades del mundo, Lima tiene muchas historias para contar, sólo que las suyas rayan más en el orden melancólico de los seres que la recorren. Te puedes cruzar con un asesino silencioso o un turbio profesor de colegio estatal, o ir viajando en custer junto a una ninfómana. A veces cada personaje que tienes por compañía ocasional en estas calles que poco a poco son más crudas, resulta poseer algo de ti. Esta ciudad es difícil, no encaja, y no tiene piedad ni compasión. En cada esquina hay conspiraciones, cada minuto que pasa puede ser el peor, es decir el final. La muchedumbre, como no siempre puede salir de viaje se queda a bailar, fumar, beber y tener sexo. Las principales avenidas son testigo de lo que deja una noche de sábado: borrachines desperdigados por cualquier parte, matones peleoneros, chicas llorando la desdicha de saberse cachadas y olvidadas, música en los ipod, robos sin misericordia con cuchillo y golpe, chicos aburridos que no quieren estar de moda y prefieren dormir temprano para escribir sus delirios, mujeres arrastrando canastas llenas de tamales, y sobre todo mucha oscuridad. Lima es más violenta los fines de semana, a la gente le da por morirse los fines de semana, de sobredosis o por estrellar el carro. Parece que los aburridos nomás se mueren durante la semana, más chévere resulta morirse durante la madrugada de un domingo coqueado en el baño de una discoteca exclusiva o con el cuerpo destrozado dentro del carro verde que fue a dar en un poste. Como si la vida fuese menos importante un fin de semana. A esta ciudad le gusta ver morir gente. Sus calles siempre han sido violentas, enfermas sin cura. Se debe aprender a vivir con esa realidad. Se debe vivir, sabiendo que en cualquier momento tu vida puede acabar. Lo peor es que terminarás muerto en cualquier esquina de esta monstruosa y hospitalaria ciudad. Amigo extranjero, si quieres visitar Perú, vete al Cusco, Trujillo o Arequipa. No vengas a Lima porque sólo aquellos que la conocemos somos dignos de recorrerla.

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La cicatriz más espeluznante es esa que atraviesa tu rumbo como un ánima desafiante. La mueca más perversa es esa que deforma tu visión de las cosas. Los pasos más fuertes son los que se escuchan más allá de las nubes. Eres un callejón, un faite en el malecón. Tu verdad es esta: los basurales que rebuscas, el pan que rebanas, la miseria que no maquillas. Mis pies se han vuelto polvo, mi voz se apagó hace varios milenios, cuando conocí que la vida y el color crecen al otro lado del puente. Nos botaron por enfermos y leprosos, por vivos y rateros, por cadáveres descompuestos. Somos ese sector medio amaestrado que más bestia que hombre suele parecer; el último brillo en los labios de la mujer. Pobres hemos nacido, en dioses hemos creído y de rodillas hemos caído. No respiramos otra cosa que el pedo de los palacios, no bebemos otra cosa que el más verde de sus escupitajos. Nacimos para educar a los mejores niños del callejón. “Como ese vicioso no puedes ser de grande…”, “Como ese mendigo jamás debes arrastrarte…”, “Como esa mujer nunca debes mancharte…” No pediremos algo, porque sabemos que nada nos darán. Para ir por el mundo buscando en tu basura hemos salido. Para dormir en cualquier muladar prestado, hemos caminado. Existimos para comer tus residuos, el pellejo que vomitan tus perros. Ya mis pies se hicieron polvo… ya la vida se hizo menos dura… ya mis brazos han caído. Acomodo el sombrero, los periódicos como almohada, y la brisa de los desposeídos bien me irá como frazada.

Gracias por ayudarme a corregir. Esto se terminó.