martes, 15 de septiembre de 2009

"Dos hombres pelean"

Yo soy de los que están en un lugar cuando nadie lo necesita o de los que regresan así nadie lo extrañe. Soy como ese bolso que lleva la señorita en la combi, y mientras mira por la ventana se abre de pronto y deja caer las toallas higiénicas. Pero uno cuando regresa a cualquier sitio es por algo en especial, así como los enamorados regresan o los empleadores te renuevan el contrato. Porque hay necesidad de volver, porque no te sientes bien en el lugar que tienes, porque no debiste abandonar ni mudarte ni terminar con todo aquello que tenías o porque siemplemente no hay personal en tu chamba. Todo está sujeto de un hilo. El blog es para mí un canal por el cual mis tensiones, angustias y frustraciones se deslizan. El escribir es un arma terriblemente poderosa y placentera, de la cual tengo suerte de contar con un arsenal no inmenso, pero si amplio. Y como dije al principio, he regresado para contar.

Me estaba ganando la vida en el grifo, tanquenado un camión de Defensa Civil, cuando por la calle 21 pasaron dos carros juntitos, cuyos conductores se insultabana través de las ventanillas. Un toyota corona azul, contra un volkswagen, cuyo modelo no recuerdo con exactitud, pero era modernazo, brillaba y tenía lunas polarizadas. Cuando doblaron en la primera cuadra el volkswagen cerro al toyota y este casi se lleva un puesto de periódicos. El dueño del toyota, enfurecido con la maniobra del otro cnductor, acelero todo lo que pudo y le metió una cerrada espectacular, así tipo película de steven seagal. Puso primera y la pico. Antes del Ministerio, el volkswagen lo alcanzó, haciendo sonar las llantas como dos chicas arrechas. Volvió a cerrarlo y el toyota no se quedó quieto si no que lo choco, abollándole toda la parte de atrás.

El conductor del volkswagen era un gordo, moreno de 2 metros, vestido con camisa blnca y corbata azul. Cuando sintió el golpe del otro auto, bajo remangandose la camisa, retando al otro hombre, insultando a su madre y agitando los puños con frenesí. El dueño del toyota era alto pero no grande. Vestía como para ir a comprar pan y no aparentaba ser violento. El gordo fue kien lanzó el primer ataque, fallando en su intento. La contraparte hizo lo suyo, cumpliendo con su objetivo. Un pollo al aire, algunas fintas. Una patada que arruinó la camisa blanca. Por último se abrazaron como para asfixiarse y morir juntos. Intervino un policía que estaba resguardando el ministerio y dos hombres que bajaron de sus carros. Después de mucho esforzarse consiguieron separarlos.

El gordo con su cara reventada quiso seguir la pelea pero no pudo... Siento un claxón, lugo el grito de: "Flaco, atiendes??" Volteo y me encuentro con una fila de carros en mi isla. Tengo que regresar a mi trabajo. Me pasé de sapo. Pienso en regresar esta tarde al blog.

1 comentarios:

Dolores dijo...

jajajajajajaajaa soy como ese bolso que lleva la señorita en la combi y mientras mira por la ventana se abe de pronto y deja caer las toallas higiénicas.
¿¿quien deja caer las toallas??
rochezaso.

Pero que paja la escenita tipo pela de acción en miércoles de nitro en tnt jajaja te pasaste de sapo.

¿Ya no tocan los chuzkos?