martes, 13 de enero de 2009

"Suicidate para que le escribas una carta despues de muerto"

Faltan algunos días para la navidad y no tengo mejor regalo para mí que un tatuaje. Faltan unos días para que termine el año, y no tengo mejor manera de acabarlo que haciéndome una herída inmortal y perpetua.

Siempre le tuve miedo al dolor físico, cuando era chibolo y recién estaba aprendiendo a montar bicicleta me caí innumerables veces y mis rodillas terminaban reventadas. Entonces llevaba mi bicicleta azul llorando y jalandola del timón hasta mi casa y esperaba a mi tío pepe que llegara, me cargara, me sentara junto al caño de la cocina y me lavara las rodillas con agua y jabón. Luego se hacía costrita y unos días después volvía al parque a montar bicicleta. Pero con mucho cuidado para no caer nuevamente ni sentir tan terribles dolores de carne abierta y sangre chorrando.

Dudé mucho antes de hacerme el tatuaje. Llegué a renunciar por un instante, pero la cobardía no siempre ha sido mi fuerte (sobre todo cuando estoy ebrio, si o no?), y a veces soy de una terquedad inquebrantable y desquisiante. Así que una tarde le pregunté a Beto cuando me tatuaba, y él como las huevas, la próxima semana, papi (maricón).

No sabía que ponerme ni en donde. Ninguna parte de mi cuerpo flaco, extremadamente flaco, puede verse atractiva con un montón de simblos atravesados y de aquello soy bastante consciente. Tuve varias conversaciones con la luna y esa estrella abandonada que sólo yo veo porque se parece a mí, y un par de monólogos frente al espejo antes de decidir que el lugar "indicado" de mi cuerpo para tatuar eran mis brazos.

Mis brazos y únicamente mis brazos. Ninguna otra parte de mi enclenque anatomía podría ser adornada. Ahora faltaba el diseño. Casi nunca se que hacer y menos con un tatuaje de por medio, pero de algo estaba seguro, tenían que ser letras (aparte, no sentía que mi tatuador estuviese calificado para hacerme un dibujo complicado), letras y nada más que letras. ¿Ahora qué letras? Pensé en el nombre de mi mamá. Pero ella no quería saber nada de mi tatuaje así que tuve que renunciar inmediatamente. Pensé en el nombre de mi última enamorada, a la cual llamé borracho semanas antes y le dije: "te amo". Pero ella no me ama, así que descarté también esa posibilidad. Pensé en el nombre de mi mejor amigo. Pero me debe dinero, estamos distanciados y se vería extremadamente rosquete. Como última posibilidad me quedaba ponerme "los chuzkos", el nombre de mi banda. Pero es demasiado honor para quienes no lo merecen. Y se me ocurrió de pronto. Las letras llegaron como llega la gente que uno no espera, pero que te hace muy felíz ver. Las iniciales de mi banda preferida. "Los Muertos de Cristo". Y entonces le dije a Beto que me tatuaría las letras "L M C" y que fuese buscando un formato elegante para inmortalizar a los músicos de Anda Lucía en mi brazo izquierdo.

Era 21 de diciembre y busqué a toby para que me hiciera la taba a la casa del tatuador.

Fueron las 3 horas más dolorosas de toda mi vida (pero creo haber sentido peores dolores, aunque no los recuerdo). Había comenzado el suicidio.

(Falta un poco... no desesperen. Ya terminaré el relato)

2 comentarios:

Dolores dijo...

AGUANTA COMO MACHO!
Ja...no hay formaaa!! ante la aguja todos somos maricones excepto los heroinómanos jajaja pero eso es una historia aparte.
En fin.
Asi que tatuaste LMC mostro....yo me pienso tatuar en el antebrazo derecho Lola Pastel ^^ ya lo decidi.

Besooo

Lola P.

g a b y m o r t e m dijo...

El dolor es inevitable :)
el sufrimiento.. es opcional..
por ende..
si te duele,
sobate!
qe?
no nada. jajaja.
a los tiempos mi estimado..
:)
aguantaste como buen varon
carajjjj.
asi debe de ser :)

ansio ir a Peru para
tatuarme :)
aqui esta demasiado caro.
joderrr.

un abrazo,
espero te vaya bien :)
cuidate!